El Grupo Covadonga nació oficialmente el 10 de mayo de 1938. Cinco años antes unos jóvenes socios del Centro Asturiano de La Habana de Gijón, se decidieron a promover la idea de crear una sección deportiva a la que darían el nombre de la hoy popular entidad, en recuerdo de la "Quinta Covadonga" de La Habana. Pretendían dedicarse a la cultura física y así se empezó a gestar lo que hoy es una de las mejores sociedades polideportivas europeas.
Había sucedido que entre los años 1933 y 1935 aquellos socios del Centro Asturiano querían practicar la actividad deportiva, teniendo en cuenta que dicha sociedad presidida en aquel entonces por Domingo Méndez, era solo recreativa y no atendía otro tipo de actividad. La idea de aquellos animosos muchachos fue rechazada desde el primer momento encontrándose serias dificultades para que la idea de la sección deportiva fructificase.
El empuje de los que pretendían que en el Centro Asturiano de La Habana se pudiera hacer deporte llevó a dos de los promotores, Justino de la Cerra Lamuño y a Alejandro Roces Antuña a porfiar machaconamente por la idea. Tenían el convencimiento que el proyecto les parecía perfectamente asumible, y se decidieron el 27 de abril de 1935 a forzar la situación ante la directiva del Centro enviando un escrito en el que defendían con serios argumentos una propuesta en la que entre otras cosas ofrecían soluciones económicas.
El ambiente deportivo en Gijón siempre fue algo esencial en los razonamientos ciudadanos y por eso los augurios de los que defendían la creación de la sección deportiva del Centro Asturiano de La Habana tuvieron una respuesta inmediata al lograr que un centenar de chavales gijoneses que no eran socios se decidieran a darse de alta en él creándose así una plataforma más fuerte. En el escrito presentado a la directiva se dan una serie de soluciones financieras para que la nueva sección no fuese gravosa, y se propone la emisión de un empréstito de 200.000 pesetas 'amortizable, de una sola vez a los 10 años, y con un interés de 3% anual (el interés de cuenta corriente es del 2% hoy). Se crearían títulos de 500 pesetas en dos series, A y B, la primera desembolsables de una sola vez, y la segunda en 20 entregas mensuales de 25 pesetas. Los primeros comienzan a devengar interés en el acto de la emisión, y los segundos en el mes undécimo'.
Esto provocó que dentro de la popular entidad se suscitasen las primera controversias, y aflorasen los enfrentamientos que en un principio no fueron suficientes para que al final la mayoría social se pusiese del lado de los jóvenes que querían ver consolidada su idea. Así las cosas, y con el beneplácito del presidente Domingo Méndez, en una junta general celebrada por el Centro Asturiano el 18 de diciembre de 1935, quedó aprobada la creación de la sección llamada Grupo Covadonga reconociéndola dentro de la entidad como una más, pero semiautónoma y decidiendo que para poder pertenecer a ella era imprescindible ser socio y pagar un suplemento de 25 pesetas anuales sobre la cuota social.
De todas las formas la oposición creada desde el inicio no cejó en sus intenciones disolutorias y los jóvenes luchadores de aquel "grupo" forzaron a la directiva a convocar una junta general extraordinaria para conocer si en el Centro se continuaba creyendo en la idea. Por tal motivo en mayo de 1936 sacan otra nueva y dura circular dirigida a la masa social y a la opinión pública en donde entre otras cosas se transmitía lo siguiente: "A ello se nos ha obligado, porque durante el corto tiempo de lucha que llevamos, hemos visto con dolor cómo personas que en un principio eran grandes entusiastas, se transformaron en grandes enemigos, y no por defender la sociedad, que esto nunca podrán demostrarlo, sino por cosas particularísimas, que al llevarlas al terreno social, rebajan la categoría de la persona". En la nueva junta general, celebrada el 17 de mayo de 1936 el naciente "grupismo" queda reafirmado. La polémica suscitada no fue obstáculo suficiente para que el Grupo estuviese funcionando con la dependencia del Centro Asturiano de La Habana en una finca próxima a la playa de San Lorenzo y alejada de las instalaciones de Begoña. Así comenzó a consumarse la idea, hasta que la guerra civil paralizó las previsiones.
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